Otro alter ego...
Otro alter ego, otra de mis personalidades (ésta muy nefasta) de verdad me hace daño y me apena aceptarla, espero que lo mas pronto posible se vaya o aprenda a no morder ni a patalear ni hacerle daño a los que quiero.
Secuestrado por Martha
A Martha le gustaban los tequilas y la cerveza fría
A veces nadaba en llanto y otras veces en el valle
de su frustrada y patética melancolía.
Iba de noche tras las sombras hasta que una sombra se cobijaba en ella.
Martha respondía con carcajadas a los malos chistes que se cuentan en las fiestas.
Por las noches Martha se ponía los ojos rojos
se llenaba la boca de sed y no conocía sus fronteras.
¡Eres necia Martha! le decían aquellos que la querían de vuelta en casa
antes de que la muerte pasara por ella.
Se burlaba de los solitarios, de los secuestrados por su habitación
en los fines de semana de agua raz y cigarros que morían con el humo entre las prendas.
Martha era una diva, manejaba el humor mejor que una barca del que sabe navegar pero se espera.
¡A los ruidos! ¡a las risas! ¡a las agruras!
¡Vamos a conquistar el llanto de los tristes! (la soledad de los que no le tocan a ella)
todo eso decía Martha... todo eso pasaba por su cabeza.
Un día y de frente, Martha se salió de mi sin que me diera cuenta.
Se le olvidó que me pertenece, que yo también soy Oliver, que tengo una Alejandra, una Paola (la verdadera estrella) y que mi vida es mas mía cuando ella se queda dormida reposando sus dolores de cabeza.
Hoy te quiero amenazar de muerte por que haces mucho ruido cuando pienso en ELLA, la que me soporta las llamadas nocturnas cuando estoy ahogado de Martha, la que me arropa con sus regaños y sus preocupaciones y le pide a Martha que se vaya por que me quiere volver a besar para recuperarme los sentidos y la conciencia.
Déjame descansar por un momento... por varios fines... por ELLA,
Es tan largo su llanto cuando me pide que no la deje,
es mucho mas de lo que Martha me deja en sus resacas mañaneras.
Y yo que la amo, yo que la prefiero muchas mas mil veces que a la Martha ebria.
Es por eso que hoy te digo me perdones, Martha no es nada, ni su licor ni su veneno,
a comparación de tus ojos iluminados y tus besos que embriagan más que los tequilas y las fiestas.
A Paola con arrepentimiento...