La semana pasada estuve recordando insistentemente un poema que hice hace unos 5 años y no fue si no hasta hoy que por fin mi memoria torpe pudo acabar de recordar el último párrafo. Al terminar de ensamblarlo mentalmente me sucedió algo muy raro; y es que no fue hasta que lo tuve completo en mis labios cuando me di cuenta que hay algo de mi que siempre e tenido y a que pesar del tiempo hoy casi estoy seguro que toda la vida se quedará... la torpeza de mis manos de "mis dos dulces manos" las que ansían y piden, las que reciben y no dan, las que escriben y no dejan de llorar. Hoy lo recuerdo y lo reescribo, justo cuando sentí perder de mis manos otro poema con nombre de mujer.

Ambidextro
Yo no escribo con las dos manos,
yo solo actuo con alguna de ellas.
Con la derecha toco tus caireles largos
mientras la izquierda toma por tu cuerpo delantera.
Con la derecha puedo un poema encarnar
moviendo el lápiz conforme dicto rimas.
Mientras la aurora vaga en su deseo carnal,
la izquierda espera flácida... intranquila.
Mis dos manos, mis dos dulces manos
ellas no tienen ganas de que las vean llorar.
Están solas como esperando algo,
como esperando al menos a la mujer banal.
No hay mujer en mis dos manos,
no hay abdomen ni espalda para acariciar.
¡Hay tan pobres mis deseos estrangulados!
¡hay tan pobres mis tenazas que pellizcan soledad!
Yo no escribo con las dos manos,
yo solo actuo con alguna de ellas.
Con la derecha toco tus caireles largos
mientras la izquierda toma por tu cuerpo delantera.
Con la derecha puedo un poema encarnar
moviendo el lápiz conforme dicto rimas.
Mientras la aurora vaga en su deseo carnal,
la izquierda espera flácida... intranquila.
Mis dos manos, mis dos dulces manos
ellas no tienen ganas de que las vean llorar.
Están solas como esperando algo,
como esperando al menos a la mujer banal.
No hay mujer en mis dos manos,
no hay abdomen ni espalda para acariciar.
¡Hay tan pobres mis deseos estrangulados!
¡hay tan pobres mis tenazas que pellizcan soledad!